La detención y posterior judicialización de Juan XXIII, máximo cabecilla de la estructura criminal Niquía Camacol, se dio luego de una labor de inteligencia de casi 6 años, desarrollada conjuntamente entre la Alcaldía de Bello y la Policía Nacional.
Juan Fernando Álvarez, nombre de pila del líder de este GDCO, tiene 42 años y fue aprendido por efectivos de inteligencia policial e integrantes del Gaula el pasado 14 de junio en el barrio Laureles de Medellín, tras una labor de seguimiento e informes de la ciudadanía. La legalización de su captura se dio en la tarde de ayer miércoles.
Juan XXIII llevaba 3 años al frente de esta estructura criminal, y fue promotor de la confrontación que tuvieron los grupos delincuenciales El Mesa y Pachelly por la disputa de territorio bellanita. Además, según establecieron las fuentes policiales, sería el encargado de los desplazamientos forzados en zonas como La Frontera, El Caguán, Altos de Niquía, la Casa de Justicia, entre otros, la venta de lotes en el sector de Ciudad Perdida y el Cerro Quitasol, y de ordenar varios homicidios selectivos.
La orden de captura se materializó por los delitos de concierto para delinquir agravado y extorsión. Álvarez estaba fugitivo hacía seis años, evadiendo los controles de las autoridades, y había reemplazado a Édgar Pérez Hernández, alias el Oso, capturado en 2019 y quien murió de un ataque al corazón en 2020 en la cárcel La Picaleña, de Ibagué.
Según Daniela Ortega Pérez, secretaría de Seguridad y Convivencia Ciudadana de Bello, “agradecemos a la ciudadanía que nos aporta la información que permitió la captura de este sujeto que tanto daño le había a nuestra ciudad. Seguiremos generando acciones para la protección de nuestra ciudad y de los bellanitas”.
Por alias Juan XXIII las autoridades ofrecían una recompensa de 50 millones de pesos.
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